Hace exactamente un año, los compañeros de equipo de Stephen Currycomenzaron a percibir cambios en él. Los Golden State Warriors acaban de ver cómo Kevin Durant sufría una lesión en su rodilla, lo cual puso en duda de manera inmediata las probabilidades que tenía este equipo de avanzar a las Finales de la NBA por tercer año consecutivo.
Cuando los Warriors se enteraron al día siguiente que Durant estaría disponible para la postemporada, se sintieron aliviados. Sin embargo, nadie dentro de la organización sabía sí habría suficiente tiempo para que el alero de 6 pies, 11 pulgadas de estatura, pudiera regresar a su forma digna de un All-Star para los playoffs. La presión se acumulaba dentro de un equipo con todas las expectativas encima a fin de alzarse con el campeonato, especialmente después de la adquisición de Durant en la temporada baja.
Allí fue cuando sus compañeros vieron a Curry, capitán del equipo al lado de Andre Iguodala, hacer ajustes a su forma de ejercer liderazgo. Todo comenzó detrás de cámaras. Los jugadores dijeron que llegaban a las prácticas y encontraban que Curry ya estaba dentro del gimnasio, empapado en sudor.
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